En contextos de alta exigencia, no sobresale quien acumula más conocimientos, sino quien logra ver con claridad en medio del ruido. Y para ello no alcanza con simplemente “prestar atención”. Hace falta algo más profundo: presencia.
El caos no siempre está afuera. Muchas veces está adentro, en la velocidad del pensamiento, en la presión interna por resolver, en la emocionalidad que se activa sin previo aviso. Cuando la mente se acelera, el juicio se nubla y la respuesta automática toma el control. Justamente ahí, en ese terreno incierto, es donde el liderazgo consciente se pone a prueba.
En los negocios, la verdadera fortaleza no reside en imponer una posición ni en ganar una discusión. Más bien, está en la capacidad de construir acuerdos que integren diferentes perspectivas. No es tu posición ni la mía, sino lo que logramos construir juntos lo que impulsa el éxito.
Los niños que se mantienen activos físicamente tienen más probabilidades de estar motivados, concentrarse y tener éxito en los estudios. Y tener buenas aptitudes físicas genera confianza a cualquier edad.
A medida que crecemos, nos volvemos más hábiles al entender las emociones. En lugar de reaccionar como reaccionan los niños, podemos identificar lo que sentimos y ponerlo en palabras. Con el tiempo y la práctica, nos volvemos mejores para descifrar lo que sentimos y por qué. Esta habilidad se llama conciencia emocional.
Lo más probable es que hayas oído incontables veces que hacer ejercicio es "bueno para ti". Pero ¿sabías que también te puede ayudar a sentirte bien? Hacer la cantidad adecuada de ejercicio físico puede aumentar tu nivel de energía y hasta ayudarte a mejorar el estado de ánimo.